La obra de arte como “Consecuencia” de lo que pasa en la vida de sus autores es el tema de la muestra que, con ese título, el colectivo de artistas mexicanos
Mexclarte se presentó en el Centro Cultural México Madrid, de la capital española hace unas semanas y tuvimos la oportunidad de apreciar y apoyar esta gran iniciativa.
Habitualmente estamos acostumbrados a mirar sólo el producto final de una creación, su
apariencia externa, pero esta exposición propone traspasar la superficie de las obras y mostrar lo que hay tras las bambalinas. “El diálogo entre la obra final y los pasos para llegar a ella”, en palabras de Andrés del Collado, pintor miembro del grupo y curador de la muestra.
Una docena de obras, entre pintura, escultura, instalación, danza, cine y música componen esta exhibición, en la que el hilo conductor son diversos objetos pintados de blanco y que hablan del proceso creativo de cada uno de los trabajos.
Así, un reloj y un conjunto de mazorcas de maíz revelan lo que hay detrás del retrato de una niña, en el cuadro “Sueños y esperanzas” de Marisol Cortes: la larga espera y los infinitos trámites burocráticos en su proceso de adopción de un bebé mexicano. Una experiencia que, entre otras cosas, vincula a la futura madre ahora residente en España, con las raíces de su tierra jaliscience.
Un pequeño cactus, una estrella de mar y una vieira simbolizan los lugares y momentos que han marcado el camino del escultor Juan Carlos Ramos. Una ruta que lo ha llevado a la búsqueda del diálogo con el otro más allá de esquemas culturales, sociales e idiomáticos. El ideal de una comunicación basada en la desnudez, el silencio, la ausencia y la calma, que se refleja en sus figuras humanas de cerámica.
El cactus, ese símbolo tan ligado al imaginario colectivo sobre México, también es elegido por Silvano Medélez para presentar su cuadro “Soñador”. La planta es el recuerdo de su tierra y de que se puede vivir con muy poco, pero siempre siguiendo unos ideales, como sugiere el título de su obra.
Las dificultades en la carrera de un artista o las complicaciones de emigrar a otro país, son situaciones que se abordan también en “Consecuencia”. Así lo presentaron el pintor Andrés del Collado y el cantante Mr. Blaky.
Pero el lado amable de la emigración también tiene su “Consecuencia”: la mezcla de culturas y el movimiento como evolución se reflejan en varios de los trabajos de los artistas de Mexclarte.
Como en el mandala mexicano de Paola Palomo, que une símbolos aztecas, mayas y budistas en su pintura sobre seda “Colores y contrastes”.
Multiculturalidad que también se refleja en la obra de Rosa Irene Monsiváis. Un avión, un mundo y un teléfono representan la conexión permanente de la pintora con los países por los que están repartidos sus seres queridos. Pero por extensión, también simbolizan el movimiento continuo de personas por el planeta. Una idea que se trasluce en su óleo de un mercado en Roma, atestado de personajes europeos, chinos y pakistaníes, en un constante ir y venir.
Los homenajes a los grandes maestros y a las enseñanzas que influyen en la obra de todo artista no faltaron en esta gran exposición y En “Memoria de la pintura”, Flavia Totoro alude a la historia del arte que constituye los cimientos de su carrera.
Y en “La cucaracha ya no puede caminar”, Ugo Martínez recuerda las representaciones icónicas de celebridades que Andy Warhol realizara es sus famosas litografías. En este caso, el artista mexicano utiliza nada menos que 300 cucarachas para representar el rostro del saliente presidente Felipe Calderón.
La muestra colectiva de Mexclarte se completa con la participación de Yadira Ávaloz, que exhibió el corto “La media pena”, en el que trabajó como directora de producción.
Sin duda alguna por colectivos de este tipo e iniciativas que promueven el talento de este gran país en el mundo proclaman que México está de moda